De acuerdo con los datos oficiales, la inversión
pública educativa en Perú subió de manera
considerable por cada alumno en la última década. Así, para alumnos de primaria el aumento fue de S/.1,051 a
S/.1,923 (aproximadamente 570 dólares), y para alumnos de secundaria fue de
S/.1,287 a S/.2,427 (aproximadamente 720 dólares).
Para el año 2021,
el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan) ha estimado que el
monto de estas inversiones debería incrementarse hasta alcanzar los 1,040.75
dólares y 1,529.74 dólares por cada estudiante de primaria y secundaria,
respectivamente. Esto quiere decir que prácticamente tendrían que duplicarse
los montos actuales en un lapso de 5 años, un hecho sin precedentes en nuestra historia nacional reciente.
Lo que ocurre en los países vecinos
Tengamos en cuenta que esta inversión
peruana en educación aún resulta pequeña comparada, por ejemplo, con la
inversión chilena de 3,180 dólares por cada alumno de primaria, o con el
promedio mundial que se sitúa en aproximadamente 980 dólares. Y esto es
consecuencia directa de la limitada atención que las autoridades peruanas han
brindado al sector educación en los últimos tiempos.
Así, mientras Perú recién
ha comenzado acercarse al 3.5% de su PBI
destinado a la materia educativa, México, Colombia, Argentina, Ecuador o Chile ya
vienen invirtiendo en los últimos años montos que representan entre el 4 ó 5% de su
PBI en esta materia.
Lo que ha venido ocurriendo en el presupuesto nacional
peruano
El presupuesto
del año anterior priorizó la educación, salud y protección social. Así, el monto para el sector Educación tuvo un incremento del 24%, lo que
representó alrededor de S/.23,994 millones. Es decir, implicó un aumento de S/.4
mil millones más que el 2014.
Esto significa
que durante el 2015 la inversión en educación fue de aproximadamente 3.5% de
nuestro PBI nacional, lo cual es todavía relativamente bajo en comparación con
los países vecinos según se ha indicado.
Se sabe que estos
montos han sido destinados a cuatro áreas estratégicas: revalorización de la carrera
docente, reducción de la brecha en infraestructura, mejora de la calidad de los
aprendizajes en todos los niveles, y modernización de la gestión educativa.
A partir del
presupuesto de este año 2016 y hasta el año 2021 el objetivo será que estos
montos sigan subiendo anualmente de manera sostenida hasta llegar a representar
aproximadamente el 6% del PBI nacional, lo cual nos pondría en una mejor ubicación respecto de la inversión en educación en América Latina. Pera para ello prácticamente se tendrán que
duplicar los montos actuales para alcanzar los objetivos señalados por el
CEPLAN en un tiempo record de 5 años.
¿Será posible duplicar nuestra inversión en
educación en un plazo de 5 años?
De acuerdo con el
CEPLAN dicha duplicación es fundamental para cambiar de una vez por todas esta lamentable tendencia de haber colocado a la educación nacional en un tercer o cuarto lugar en la prioridad presupuestaria.
Sin embargo, es evidente que para alcanzar exitosamente este gran objetivo se requiere por lo
menos dos condiciones esenciales: a) asumir que estas metas constituyen una
verdadera política de estado, la cual debe ser mantenida y acrecentada en los
siguientes años con independencia del cambio de gobierno que se avecina; y b)
desterrar de una vez y para siempre la desafortunada expresión “gasto social”
que ha sido aplicada durante décadas en el país para designar los montos destinados
a la mejora de la educación en el país.
Al respecto, si todavía hay
funcionarios estatales o gubernamentales que piensan que la educación es “un
gasto” en lugar de “una inversión”, entonces definitivamente seguirán peligrando estos cambios fundamentales, ya que en esa visión miope los “gastos” podrían ser eventualmente reducidos cuando
surjan otras prioridades, colocándonos nuevamente a la zaga en los niveles de recursos destinados a la educación.
¿Perú puede ser líder en inversión en educación nacional?
Quizá uno de los
más graves errores cometidos desde las instancias estatales peruanas durante
las últimas décadas es haber asumido que el dinero colocado en la mejora de la calidad de vida de las
personas (educación, salud, trabajo, infraestructura, etc.) es
simplemente un “gasto”.
Frente a ello, la experiencia
mundial demuestra de manera contundente que la mejor inversión que puede realizar cualquier
país es mejorar la calidad de vida de su población. Sin embargo, detrás de esta realidad también subyace otro concepto fundamental: que todas las personas tienen los mismos derechos y que el Estado debe darles la máxima prioridad siempre.
Quizá en Perú nos hemos olvidado de este concepto fundamental durante mucho tiempo y por eso, en algún momento de nuestra historia, comenzó a hablarse alegremente del "gasto social", haciendo referencia al tema educativo o de salud como algo prescindible y de segunda importancia.
Por ello, debe esperarse que conjuntamente con el sostenido incremento presupuestal anunciado, también se produzca este cambio de enfoque en nuestros funcionarios estatales y gubernamentales sobre el significado de los derechos fundamentales de nuestra población a recibir una educación de calidad. De lograrse eso, probablemente en el año 2021 encontraremos al Perú en la búsqueda de convertirse en uno de los países de América Latina que apuesta fuertemente a la inversión en educación nacional para transformar su propio futuro.
La educación es una de las inversiones más importantes que puede realizar cualquier país que apuesta por transformar su futuro. Foto: Heiner Aparicio / Perú 21 |
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