Frente a lo señalado el día jueves por el Ministro de
Economía y Finanzas, Alonso Segura, respecto a que la posibilidad del aumento
del sueldo mínimo vital se sujete a la obtención de un acuerdo al interior del
Consejo Nacional del Trabajo (instancia de diálogo integrada por los
representantes de los sectores laborales, empresariales y gubernamentales), las
declaraciones formuladas ayer por el Presidente del Consejo de Ministros, Pedro
Cateriano, parecen enmendar la plana una vez más. En esta ocasión, el titular de la Presidencia del Consejo de
Ministros ha sido muy enfático en señalar que el gobierno aún no ha decidido
elevar el salario mínimo “pues se requiere atraer más inversión privada y
reactivar la economía para elevar los ingresos”.
Para justificar esta posición de línea dura, que deja además
sin piso las futuras discusiones y acuerdos a los que pueda llegar el Consejo
Nacional del Trabajo, Cateriano adoptó un argumento políticamente redentor: se
busca dejar las finanzas ordenadas, pese a que “sería fácil elevar el sueldo
mínimo y que lo pague el siguiente gobierno”.
Aunque esta posición pareciera guardar coherencia con un
espíritu de mesura en el manejo de la economía, refleja de fondo serias
inconsistencias que deberían ser analizadas con mayor cuidado.
En primer lugar, queda claro que un asunto importante en la
vida económica nacional, como es el caso del establecimiento del sueldo mínimo vital
y su repercusión para millones de personas, es un asunto que se asume con una
visión cortoplacista, carente de una consistente política de estado que asegure
el establecimiento de fórmulas concretas que sean respetadas por cualquier
gobierno que asuma funciones en las siguientes gestiones.
En segundo lugar, y sumado a lo anterior, este asunto
refleja visiones con escasa perspectiva en el tiempo. ¿Realmente la posición
asumida por el Presidente del Consejo de Ministros es lo más conveniente para
el país en perspectiva de mediano y largo plazo, o es sólo conveniente para
cerrar decorosamente la actual gestión gubernamental? El nivel del diálogo y
los entredichos al interior del propio gabinete ministerial dejan la clara
percepción que el Perú sigue arrastrando en este tema el mal de siempre: todo
se resuelve en horizontes que no miran más allá de 5 años.
En tercer lugar, surge la pregunta inevitable: ¿se puede pretender
que un país supere sus niveles de subdesarrollo y atraso económico apelando a
visiones cortoplacistas y coyunturales como en este caso, las cuales reflejan la
carencia de una visión de estado con los necesarios criterios de continuidad y
estabilidad en el tiempo? Definitivamente, declaraciones ministeriales como las de
esta semana dejan la amarga sensación que no se desean abordar los temas
centrales de nuestra economía con una nueva visión de concertación que
garantice rumbos económicos estables para las siguientes décadas.
La definición
de un tema tan delicado como el establecimiento del sueldo mínimo para los
trabajadores, por ejemplo, podría haber sido el motivo perfecto para que esta
administración gubernamental pueda iniciar gradualmente, al menos en este tema,
los cambios estructurales que el saludable manejo de nuestra economía requiere. Lamentablemente, las propias palabras del Ministro Cateriano
terminan corroborando que su horizonte político no mira más allá que la
transición honrosa hacia el próximo gobierno. Con ello, sin embargo, lo único que se le estará dejando de
herencia en este asunto a las próximas administraciones gubernamentales será el
atraso y la empequeñecida visión coyuntural de siempre.
Fuente: Rumbo Empresarial GRUPO NELVA DESIGN
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