Pese a los esfuerzos emprendidos en los últimos años, queda claro que el
país aún muestra dificultades para mejorar sus estándares laborales que le
permitan alcanzar un mejor posicionamiento en el escenario económico
internacional. Frente a ello, el Jefe (encargado) de la Superintendencia de
Fiscalización Laboral, Carlos Benites, ha anunciado dos grandes temas
que deberían ser abordados de manera prioritaria en materia laboral en los
siguientes meses: la constitución del Tribunal de Fiscalización Laboral y el
reforzamiento del trabajo desarrollado por los inspectores laborales.
Como se sabe, el Tribunal de Fiscalización Laboral aún se encuentra en
proceso de institucionalización. Actualmente se está definiendo el marco
operativo para su adecuado funcionamiento y luego, antes de fin de año, se
debería efectuar la convocatoria para su conformación. No olvidemos que la
función que desempeñará este Tribunal será muy importante y de enorme
repercusión para los empresarios y trabajadores en el país: establecerá criterios homogéneos
y sentará precedentes de obligatorio cumplimiento a nivel nacional en las
materias laborales sobre las que se pronuncie. Para ejercer esta delicada
función, se ha previsto que los futuros integrantes del Tribunal
demuestren una probada suficiencia académica, con estudios de maestría,
conocimientos en derecho constitucional, administrativo o laboral, amplia
experiencia profesional, entre otros requisitos específicos. Los medios de
prensa y las diversas organizaciones empresariales y laborales del país
deberían estar muy atentas en los próximos meses al desarrollo de este proceso
y conocer con toda transparencia quiénes serán elegidos para ejercer estas
funciones.
De otro lado, salta a la vista la necesidad de mejorar y reforzar la
labor de los inspectores laborales, resolviendo dos grandes temas que aún
muestran evidentes limitaciones: cobertura -relacionada al número de
inspectores- y la mejora de la calidad del servicio. Estos inspectores tienen
actualmente la delicada labor de identificar las materias de infracción
laboral que son insubsanables, como las referidas a las normas de seguridad y
salud en el trabajo, trabajo infantil y forzoso, y obstrucción a la labor de
inspección.
La forma de actuación de estos inspectores se desarrolla
actualmente en dos planos: la de investigación, que está orientada a
verificar incumplimientos, y la de orientación. Así, la primera visita de
un inspector a un centro laboral debe ser la de orientación,
para luego realizar una investigación que verifique el cumplimiento de las
normas laborales en caso ello resulte necesario. Y en este proceso de investigación
el empleador tiene la oportunidad de corregir infracciones. Las infracciones
que son insubsanables deben ser informadas al empleador para que se produzcan
los cambios y correcciones a la brevedad.
Sin embargo, este modelo de actuación de los inspectores muestra todavía
evidentes debilidades que urge revisar y mejorar. Para ello, la labor de la
Intendencia Nacional de Prevención y Asesoría de la Sunafil resulta
fundamental, abogando por la mejora de los presupuestos así como por el
incremento del número de inspectores que desarrollan estas delicadas
funciones.
Actualmente, a nivel nacional, se cuentan sólo con 400 inspectores de la
Sunafil y 90 de los gobiernos regionales. Obviamente es una cantidad todavía
pequeña para la magnitud de las labores encomendadas. Por eso, para el 2016
se ha previsto la incorporación de 150 inspectores adicionales. Se
dice que la mejora de su trabajo se alcanzará con la predictibilidad y
homogenización de su labor, a través del establecimiento
de protocolos y otros.
Precisamente con relación al ingreso de los nuevos inspectores a partir del
próximo año, se ha anunciado la realización de un proceso de capacitación
previo y, con base en esos resultados, se debería seleccionar a los nuevos
inspectores que ocuparán las plazas establecidas. Para ello, incluso, se ha
indicado la próxima constitución de una Escuela de Formación de Cuadros (EFC),
que se debería encargar de poner en marcha este delicado trabajo de formación.
No olvidemos, por tanto, que
sólo en la medida que garanticemos el progresivo cumplimiento de los estándares
laborales internacionales el país podrá aprovechar adecuadamente las diferentes
oportunidades existentes en el escenario latinoamericano y mundial. Mercados
exigentes como los de la Unión Europea o Estados Unidos han establecido
parámetros muy claros al respecto para ingresar a sus mercados
internos.
Seguir accediendo a esos
grandes mercados es un reto inevitable para cualquier país que desee
asegurar sus tasas de crecimiento económico en el mediano y largo plazo. Y
esto implica avanzar precisamente en el cumplimiento de las
normas destinadas a la vigencia de dichos estándares laborales. No
olvidemos que Perú tiene suscritos Tratados de Libre Comercio con estas dos
grandes economías mundiales y tiene frente a sí una ventaja inmensa que no
puede darse el lujo de desaprovechar. Por tanto, las empresas y los
trabajadores deben tener en cuenta esta realidad, ya que de lo contrario todos
saldremos perjudicados.
Por ello, la labor de los
inspectores y del futuro Tribunal de Fiscalización Laboral constituyen el
primer eslabón en esta cadena que debe tener el máximo apoyo y
seguimiento no sólo del Estado, sino igualmente de los sectores
empresariales y laborales. Si este asunto logra obtener los resultados indicados,
definitivamente estaremos dando un paso fundamental en esa dirección.
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El progresivo cumplimiento de los estándares laborales internacionales es fundamental para que la economía peruana pueda seguir accediendo a los grandes mercados del mundo |