Según la opinión de Eduardo Morón, recogida en el diario El Comercio de Lima, desde hace varias décadas no se observaba en América Latina un esfuerzo de integración tan prometedor como la Alianza del Pacífico. Integrada actualmente por Chile, Colombia, México y Perú, a los cuales se está sumando también Costa Rica, este proceso ha significado el nacimiento de un atractivo mercado de más de 200 millones de personas cuyo ingreso per cápita bordea actualmente los US$ 15,000 dólares.
El gran dinamismo de los mercados de estos 5 países hace prever que en pocos años este bloque podría alcanzar los niveles de los países desarrollados, consolidándose como la quinta economía más importante del planeta. Sin embargo, a criterio de Eduardo Morón el verdadero reto de este bloque es comenzar a funcionar con una visión convergente de cara a los grandes retos que aún debe afrontar. Si bien es cierto que las agendas de este bloque son impulsadas actualmente por un consejo empresarial que muestra buenas señales de coordinación, no olvidemos que su marco institucional es muy débil y está principalmente centrado en las coordinaciones intergubernamentales de sus gobiernos.
¿Qué podría pasar entonces si las actuales buenas relaciones entre sus gobiernos no fuese tan fluida en el futuro? En un esquema de integración tan ambicioso como éste, dejar que los grandes avances del futuro estén fundados tan sólo en la buena armonía de los gobiernos de turno puede convertirse en una gran limitación. No olvidemos el caso del MERCOSUR que, siguiendo un modelo parecido de intergubernamentalidad extrema, ha visto paralizado sus grandes objetivos ante el surgimiento de naturales divergencias entre sus líderes políticos.
La conformación de una zona de libre comercio, que implique además la libre movilidad de los factores de la producción (trabajadores, personas, capitales y servicios) exige la vigencia perseverante en el tiempo de normativas claras que sean acatadas con similar intensidad en todos los países miembros. Con una preocupante debilidad institucional del propio proceso en favor de un protagonismo excesivo de los gobiernos, queda claro que los grandes objetivos de la Alianza del Pacífico podrían eventualmente correr la misma suerte que los otros proyectos de integración en la región que al final tuvieron que afrontar grandes dificultades debido a las mismas causas.
Las ambiciosas metas de un proyecto integrador como la Alianza del Pacífico, que desea consolidarse en el escenario latinoamericano y mundial, exige mucho más que buenas intenciones y empatía coyuntural de sus gobiernos para que las cosas perduren en el tiempo. Para ello, el marco institucional de este proceso, que se encargará precisamente de asegurar su vigencia en los próximos años, debería avanzar también hacia un necesario desarrollo y fortalecimiento que le permita superar sus actuales limitaciones.
Fuente: Diario El Comercio / Servicios de Difusión y Prensa GRUPO NELVA DESIGN
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| Los Presidentes de Perú, Chile, Colombia y México durante la firma de acuerdos para impulsar la Alianza del Pacífico, en su reciente reunión celebrada en Cartagena de Indias. Fuente de la foto: http://elcomercio.pe/economia/opinion/promesa-alianza-pacifico-eduardo-moron-noticia-1711235 |
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