La
literatura especializada distingue hasta tres tipos de habilidades sociolaborales altamente
valoradas en el actual contexto económico latinoamericano:
a) Las cognitivas (verbales/lectura y
escritura, numéricas, capacidad de solucionar problemas);
b) Las socio-emocionales (autodisciplina,
perseverancia, confiabilidad, trabajo en equipo), también conocidas como
habilidades “blandas” o “no cognitivas”; y
c) Las técnicas (que incluyen tanto las
calificaciones técnicas como las profesionales).
A pesar de lo que muchos creerían, todo indica que las habilidades
cognitivas y socio-emocionales, comúnmente denominadas habilidades genéricas, son las que vienen adquiriendo
cada vez mayor valor por parte de los empleadores latinoamericanos en la
creación de entornos laborales favorables para asumir nuevos retos y
compromisos en un mercado internacional altamente interdependiente donde se
privilegia la visión de mediano y largo plazo.
Y es que no debe olvidarse que estas múltiples
habilidades se cristalizan en lo que algunos denominan la “aptitud escolar”
(capacidad para el aprendizaje en la escuela) y la “aptitud laboral” (capacidad
para adquirir habilidades específicas en el trabajo) de una persona. Debido a
la falta de datos e investigaciones focalizadas, hasta hace poco no había sido
posible describir adecuadamente estas diferentes habilidades, la manera en se
puede propiciar deliberadamente su desarrollo (en el entorno familiar y en la
escuela), ni documentar su creciente valoración en el mercado.
La gran importancia de las habilidades cognitivas y socioemocionales.-
Hoy, sin embargo, resulta
evidente que es imprescindible avanzar también en la profundización y
desarrollo de estas habilidades cognitivas y socio-emocionales, principalmente
para los jóvenes latinoamericanos, y no sólo limitarnos a perfeccionar las tradicionales
habilidades técnicas.
Y ello resulta cada vez más evidente, ya que los nuevos mercados laborales de la región no
sólo demandan que los trabajadores tengan suficiencia en sus labores sino
también, y al mismo tiempo, que cuenten con una visión propositiva para asumir
los nuevos retos que plantea el exigente contexto económico internacional
contemporáneo, a través de su colaboración con la generación de entornos
laborales gratos y armoniosos que faciliten emprendimientos de mayor escala.
La gran transformación que precisa el mercado laboral latinoamericano apunta precisamente al objetivo que las empresas tengan muy presente estos nuevos criterios para su mejor relacionamiento con el exigente mercado internacional. Y ello seguramente marcará el derrotero de las experiencias exitosas que desarrollen las empresas de la región en los años siguientes.