Los datos que ha aportado la ONG Corporación Latinobarómetro la semana anterior, muestran una situación de prosperidad inédita en América Latina, con una población "cada día mas
educada, más demandante y más rica".
Según las estadísticas que se han presentado, América Latina nunca había sido tan rica como ahora. Así, la pobreza ha disminuído en la última década de 44% a 28%, mientras que el aumento de la participación de la región en el mundo ha aumentado de 5% a un interesante 8%. Ello, en el actual contexto de volatilidad de los mercados internacionales, definitivamente brinda una situación expectante.
Sin embargo, a pesar de esta buena realidad macroeconómica no se logran superar aún los altos
niveles de desigualdad que golpean a millones de personas, las cuales siguen excluídas de los circuitos económicos formales y del ambiente de prosperidad descrito. Quizá ello explique el enorme estado de alerta que se percibe actualmente en la población de la región.
Como lo indica Latinobarómetro, los "ciudadanos de países ricos, pobres, gobernados por la izquierda y la derecha
están defendiendo sus derechos, y al mismo tiempo no cumpliendo con sus
obligaciones con el mismo entusiasmo. La democracia se ha “vendido” bien a los
ciudadanos. Se la han tomado en serio".
La consecuencia natural de la prosperidad alcanzada es que se ahora se demanda por una adecuada distribución de los nuevos beneficios alcanzados. América Latina está frente a una excepcional oportunidad de cambiar el desafortunado paradigma tradicional de la exclusión social y los beneficios económicos cortoplacistas para sectores pequeños de su población. Se debe asimilar de una vez por todas que colocar dinero en el bienestar de la gente jamás debe ser considerado como un gasto. Definitivamente, la mejor y más sólida inversión que se puede hacer de cara al futuro es precisamente invertir en el bienestar y prosperidad de la población en su conjunto.
Sin embargo, queda claro que ello no se producirá de manera espontánea como consecuencia residual del crecimiento económico. Los gobiernos de la región deberán actuar con una enorme creatividad y desarrollar novedosos programas sociales inclusivos que ayuden a avanzar decidamente hacia un nuevo paradigma y un nuevo pacto social entre los actores involucrados. No hacerlo ahora podría significar desaprovechar uno de los mejores momentos que el escenario internacional puede brindar para la región en su conjunto.
FUENTE: Servicios de Difusión y Prensa GRUPO NELVA DESIGN.
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