viernes, 25 de octubre de 2013

Opinión / La empleabilidad y el nuevo contexto laboral para las empresas y los trabajadores



En el mundo de las relaciones laborales, durante décadas se consideró como algo natural que la seguridad y estabilidad laboral de millones de trabajadores estuviese en manos casi exclusivamente de los empleadores y de las posibilidades de éstos para mantenerlos en sus puestos de trabajo de manera indefinida. En este contexto, es probable que la gran cantidad de trabajadores considerasen como algo natural que sus vidas laborales transcurrieran realizando actividades rutinarias que poco o nada contribuían con su felicidad personal o colectiva. En muchos casos se veían en la necesidad de realizar dichas actividades simplemente para justificar sus sueldos y sus puestos de trabajo frente a sus empleadores.


Si a esto le sumamos el difundido pensamiento de antaño de la inevitable convivencia con la infelicidad como estado natural del ser humano, no resulta muy difícil adivinar la razón por la cual obtuvo gran arraigo la popular visión -desafortunadamente todavía vigente en muchos círculos- que señala que el trabajo es una pesada carga que millones de personas están obligadas a realizar inevitablemente en sus vidas para asegurar un sustento personal y familiar. Quizá muy pocos se cuestionaron si esos millones de trabajadores estaban posibilitados de alcanzar durante esos años de relación laboral mayores grados de felicidad y satisfacción con la realización de sus actividades diarias.
 

Sin embargo, con los vertiginosos cambios de la economía internacional en los últimos tiempos, esta tradicional visión de las relaciones laborales ha tenido que adaptarse rápidamente a las nuevas circunstancias. La principal transformación que puede observarse es que el futuro de los trabajadores ya no depende exclusivamente de los empleadores ni del deseo de éstos por mantenerlos en sus puestos de trabajo de manera indefinida. La razón de esta situación no es muy difícil de adivinar: el inestable contexto económico internacional viene produciendo a diario grandes fusiones, absorciones, liquidaciones, etc. de los conglomerados empresariales locales e internacionales de todos los tamaños, lo cual sencillamente ha dejado de lado la propia estabilidad y supervivencia de los empleadores y de sus tradicionales empresas.

 
Entonces, el nuevo concepto de seguridad y futuro laboral parece depender cada vez más del esfuerzo que coloquen los propios trabajadores en mejorar su nivel de empleabilidad para afrontar exitosamente las inesperadas contingencias a las que están expuestos diariamente sus empleadores.
 
Por tanto, el nuevo concepto de empleabilidad viene ganando cada vez mayor significación para millones de trabajadores. Definido por la destacada especialista Inés Temple como “la capacidad o la facultad que tiene una persona de mantener o mejorar su empleo actual o lograr uno nuevo, de igual o mejor nivel de satisfacción profesional/personal que el actual, en un tiempo determinado”[1], su enorme importancia radica en el profundo cambio de enfoque que introduce respecto de las relaciones laborales tradicionales.
 
Así, el permanecer en un puesto de trabajo ya no se percibe ahora como una pesada carga que deba mantenerse indefinidamente a expensas de la voluntad única del empleador. A través del progresivo fortalecimiento del concepto de empleabilidad, se viene asumiendo cada vez con mayor amplitud que los trabajadores tienen un novedoso poder personal para decidir y elegir dónde desarrollar adecuadamente sus habilidades técnicas y profesionales durante el transcurso de sus vidas laborales que redunden finalmente en mayores grados de felicidad y satisfacción personal.[2]






[1] TEMPLE, Inés, Usted S.A. Empleabilidad y Marketing Personal. Lima, Grupo Editorial Norma, 2010. página 40.


[2] Inés Temple, al definir la importancia de profundizar  los nuevos conceptos de empleabilidad y realización personal, subraya que gracias a ello ahora “…si no estamos contentos con nuestro trabajo o si estamos en una organización que atenta contra nuestros valores o si realmente ya no somos felices allí, podemos ser capaces de tentar nuestras posibilidades de encontrar otro trabajo mejor que nos dé mayores satisfacciones en corto tiempo”. Ibid, página 41.

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