domingo, 2 de noviembre de 2014

Las razones por las cuales China prohibió la reencarnación "sin permiso previo"

En el año 2011 una noticia conmovió al mundo: el Dalai Lama, máximo líder espiritual tibetano en el exilio, exigió reencarnarse en un país libre y pidió votaciones democráticas para la elección de su sucesor.
 
Refiriéndose a estas sentidas declaraciones del Dalai Lama, Timothy Johnson, autor del popular libro "Tragedia en carmesí. Cómo el Dalai Lama conquistó al mundo pero perdió su batalla con China", publicado por Nation Books en el 2010, señalaba que "los altos cargos del gobierno comunista chino creen que muchos de los problemas que afrontan en el Tíbet desaparecerán cuando muera el XIV Dalai Lama. Están esperando a que fallezca".
 
Como se recuerda, el contexto en que se dieron estas declaraciones obedeció a una situación verdaderamente insólita, calificada por reconocidos analistas internacionales como el acto de autoritarismo más absurdo en la historia de la humanidad: el gobierno chino había prohibido cualquier reencarnación sin el permiso expreso de las autoridades de Beijing.
 
Como se sabe, China tiene un problema con el Tíbet desde que lo ocupara en la década de 1950. En esta región vive una etnia con una clara identidad formada por cinco millones de habitantes, con una lengua y una religión distinta que reconocen al Dalai Lama como líder espiritual y político, pese a que se encuentra exiliado en Dharamsala (India) desde el año 1959.
 
Entre los años 2008 y 2009 se produjeron sangrientas revueltas en el Tíbet en contra del régimen chino, provocando centenares de muertos civiles.
 
Mientras tanto, debe recordarse que el Dalai Lama ha cosechado importantes apoyos internacionales en sus siete décadas de mandato. Sin embargo, no ha podido doblegar la férrea oposición de líderes chinos en Beijing y todo hace presagiar que morirá en el exilio, fuera del Tíbet. 
 
Fuente: Diario El Comercio de Lima / Servicios de Difusión y Prensa GRUPO NELVA DESIGN
 
El Dalai Lama durante una conferencia de prensa en su exilio en Dharamsala (India). Foto: Diario El Comercio de Lima
 

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